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¿Cómo funcionan las elecciones parlamentarias en Canadá?

¿Cómo funcionan las elecciones parlamentarias en Canadá?
Quién gana, quién pierde y quién gobierna

Por Huberto D’Apresdieu

La democracia canadiense tiene su origen en las tradiciones y reglas del sistema de Westminster del Reino Unido. En 1867, año en que se crea la confederación, los fundadores del Canadá optaron por mantener una monarquía constitucional, que tiene como soberano del Reino Unido, en este caso la Reina Elizabeth II, y un sistema gubernamental inspirado en el parlamentarismo británico.

La democracia parlamentaria canadiense se basa en el principio que el Parlamento federal es una institución soberana que representa la diversidad política del país. El pueblo tiene el derecho y el deber de elegir a sus representantes por la vía de elecciones libres y periódicas.

El sistema electoral canadiense prevé elecciones cada cuatro años, y es tradicionalmente el Primer Ministro quien determina el momento de disolver el Parlamento, la convocatoria a elecciones y la fecha del escrutinio, en la cual se puede elegir o reelegir a un diputado cuantas veces se desee. La Cámara de los Comunes tiene 338 legisladores y cada uno representa un distrito electoral definido geográficamente a partir de un porcentaje de la población que reside en este. Quien gana la elección es aquel candidato que obtiene el mayor número de votos directos, o si prefiere, aquel que obtiene una mayoría simple. 

Es importante resaltar que, a diferencia de otros sistemas, como por ejemplo el presidencial, en la democracia parlamentaria el poder Ejecutivo emana del Parlamento. El Primer Ministro, al igual que cualquier otro parlamentario -incluidos los ministros del gabinete-, tiene que haber sido electo como miembro del parlamento por los ciudadanos de su circunscripción, pero además es aquel individuo que lidera el partido político que ha logrado elegir al mayor número de diputados. Es interesante saber que un partido puede lograr la mayoría en el parlamento (170 escaños), pero si su líder pierde la elección en su circunscripción, este no puede ser automáticamente Primer Ministro y su partido se vería obligado a designar dicha responsabilidad en otra persona.

Cuando se llevan a cabo las elecciones, tradicionalmente el partido que obtiene el mayor número de diputados se presenta ante la Gobernadora General (representante de la Reina del Reino Unido y de la Mancomunidad de países que fueron colonia del Imperio Británico), para informarla que está en medida de constituir un gobierno. Sin embargo, este puede también haber obtenido una minoría y de igual manera estar en posición de formar el gobierno, siempre y cuando logre la confianza del parlamento. En este escenario, la Gobernadora General puede juramentar al recién electo Primer Ministro y darle la oportunidad de formar el Ejecutivo.

¿Cómo puede entonces ser posible que, a pesar de no haber logrado la mayoría, el líder del partido que obtuvo el mayor número de escaños pueda ser el Primer Ministro? Para responder a esta pregunta es fundamental entender que la tradición británica se basa en el principio de que las leyes no pueden prever todas las diferentes situaciones o condiciones que enfrenta una sociedad y, por tanto, los precedentes y las tradiciones tienen mucho peso en importantes decisiones y en aquello que se considera justo o injusto. Esta situación es diferente en los Estados de influencia francesa o española los sistemas políticos están muy apegados a las normas escritas y a leyes.

Un nuevo gobierno puede entonces gobernar mientras tenga la confianza de la mayoría de los miembros del Parlamento. Dicha confianza puede perderse particularmente en dos circunstancias y conllevar automáticamente a un voto de confianza. La primera de estas es el Discurso del Trono, en el que el Primer Ministro en ejercicio de sus funciones Ejecutivas presenta las pautas y prioridades de un término de su gobierno. La segunda situación es la presentación del presupuesto anual del Estado, que es el reflejo de las prioridades del gobierno e incluye las asignaciones financieras asociadas a su ejecución. Si el Primer Ministro no obtiene el apoyo de la mayoría del parlamento en un voto de confianza, automáticamente cae el gobierno. Es decir, que el parlamento tiene la potestad de decidir su disolución y en consecuencia convocar a nuevas elecciones. Estas mismas reglas aplican en el caso de los parlamentos o asambleas provinciales.

Las elecciones del próximo lunes 21 de octubre serán de gran importancia para la democracia canadiense, pues de mantenerse las actuales proyecciones, puede que se presente una de las situaciones descritas anteriormente.

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